viernes, 24 de julio de 2009
PARÓN DE VERANO
Aunque no de vacaciones, sí con menos tiempo que dedicarle al blog. Eso puede que ralentice entradas (ya está ocurriendo). No obstante, aún a cuentagotas, algo caerá. Por otro lado, hasta Septiembre....
domingo, 19 de julio de 2009
EL PAÑUELO ES UN MUNDO

Así lo proclamaba Kiko Veneno en el primer album grabado junto a los hermanos Amador. Aunque hoy la tesis pasa por cambiar de orden los términos.
Tenemos el empeño de restaurar la Central Térmica de Corrales, un edificio que acaba de ser objeto de estudio de su estructura por parte de una empresa especializada -Vorsevi-, contratada por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Y está bien. Fue una importante noticia. Pero ahora se trata de adecuarla para un uso posterior que estamos definiendo. Inicialmente, la idea parte de Ana Barbeito, Directora General de Economía Social de la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa, mujer que ha vivido en Aljaraque, conoce, por tanto, el edificio y sabe de sus posibilidades. Es ella la primera en emplear el término Factoría Cultural.
Cuando uno busca en Internet un referente de ese tipo en España, el más apropiado parece el de Salt, localidad de Girona, donde se encuentra Coma Cros, una antigua fábrica textil que (obsérvese el paralelismo) al producirse la crisis del sector manufacturero, cierra y deja sin uso un impresionante edificio de más de dieciocho mil metros cuadrados de superficie. Después de un trabajo intenso, realizado a lo largo de varios años, hoy es un complejo que, aunque inacabado, alberga la biblioteca municipal (magnífica, por cierto), la sede de la UOC de Girona, la Escuela de Artes Escénicas, el centro cívico... y la incubadora de empresas de gestión cultural que tiene ya su proyecto definido y su espacio reservado.
La visita que un grupo de responsables municipales ha realizado la pasada semana a Salt nos ha permitido conocer de primera mano el modelo de gestión de un complejo de esa importancia, tomando nota de cuanto pueda ser exportable a nuestro proyecto sobre la Central. Ha sido, en ese sentido, una experiencia muy positiva.
Hasta aquí no hubiera constituido sino uno de esos encuentros, tal vez poco frecuentes, que posibilitan intercambio de información y experiencias en muchos campos de la gestión municipal y que nos da perspectiva de país. Qué se está haciendo en una localidad de en torno a treinta mil habitantes, pegada a la capital (eso nos suena), en materia de servicios, en Catalunya. Cómo nos ven desde allí. Las conclusiones podrían derribar más de un mito y creo, sinceramente, que contribuyen a hacer Estado.
Iolanda Pineda es la Alcaldesa de Salt. Mujer que nos ha tratado con gran cariño y que ha sido una anfitriona extraordinaria. Y sobrina de Fernando Pineda, quien fuera Alcalde de El Campillo, y Vicepresidente de la Diputación Provincial de Huelva. Como vemos, el pañuelo es un mundo, digo, el mundo es un pañuelo. Reflexión repleta de conclusiones, si uno rasca...
http://www.salt.cat/
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martes, 7 de julio de 2009
LA VERDAD II: EL VEHÍCULO
Nada más lejos de mi intención que restar valor al papel de los medios de comunicación (sean éstos de titularidad privada o pública) en el sistema democrático. Al contrario, su doble función, de control y de traslado de la información, es esencial al sistema. Quienes hemos conocido el NODO o los partes de RNE, sabemos de la tremenda importancia que para la libertad colectiva tienen los vehículos informativos. Aquellos que escuchábamos Radio España Independiente desde la llamada "emisora pirenáica", cuando el ruido de interferencia nos lo permitía, conocemos desde entonces la riqueza de la contraposición. Pero no los sacralizo. Una simple ojeada -no digamos ya cuando tenemos ocasión de asitir a titulares contradictorios- permite ver sesgos en el tratamiento de las noticias (mucho más acentuado -es lógico- en la opinión) de tal variabilidad que la teórica objetividad se derrumba y da paso, una vez más, a la difícil tarea del discernimiento. Qué se aproxima más a la realidad, es la pregunta elemental. Y cómo saberlo, cómo averiguarlo, añadiríamos. He de reconocer que no es fácil.
En cualquier caso, bendito periodismo plural. No en balde, las falsedades -que las hay-, tergiversaciones, errores, distorsiones y toda la gama de espejos deformadores de lo acontecido, quedan sepultadas ante las oleadas de verdades, de transparencia, de rigor, de profesionalidad que son mayoritarias.
Exijámonos un esfuerzo. Leámos, escuchemos, veamos, prestando atención, analizando con la luz de la crítica, del cuestionamiento cada afirmación. Usemos el sentido común. Demandemos contrastación. Controlemos la disparidad de las fuentes. Y rehuyamos, por categóricas que parezcan, afirmaciones sin soporte de prueba fiable y fehaciente. Es la manera activa de contribuir a fomentar la buena información.

lunes, 6 de julio de 2009
LA VERDAD I

En democracia, la dialéctica entre formaciones políticas se encuentra en la base del sistema. A la ciudadanía corresponde, más allá de la militancia si así lo estima, dilucidar entre las diferentes posiciones aquella que responde a sus propios planteamientos, o, tal como la mayoría verbaliza, la verdad. No es fácil, he de reconocerlo, identificar, en medio de un bombardeo informativo como antes nunca fue posible, los argumentos que llegan cargados de razón frente a los encaminados a deformarla. Uno de los males que suelen afectar a quienes se encuentran en primera línea de la tarea política es considerar que la capacidad de juzgar, obtenida desde esa posición que a estos efectos llamaremos privilegiada, es común al resto de personas. Craso error. Entre la realidad que se produce en despachos o calles, en reuniones o trabajo personal, en conversaciones, negociaciones y debates en ese ámbito del rehogo político activo, y la distancia de quienes están instalados o instaladas en la vida diaria, en la lucha cotidiana, hay un recorrido tal que el fragor que perciben unos no llega sino como un trueno lejano al común de la vecindad. De esta aserción se deducen varias consecuencias. Solo he de pararme en dos.
Por una parte, corresponde a quien se dedica a la actividad política explicar qué se hace y por qué se hace. Rehuyo intencionadamente una palabra muy utilizada desde el seno de un grupo que intenta proyectar lo realizado: vender. No se trata de vender, cuanto, como digo, de explicar. La gente tiene derecho a saber. Lo cierto, sin embargo, es que esta tarea se torna compleja cuando a la enunciación de un hecho (o de un supuesto hecho, para ser más objetivos), le sigue una réplica que lo analiza o lo describe de forma radicalmente contraria. Toca lo más difícil, dilucidar. Especialmente complejo para quienes no tienen una posición ideológica firme, no digamos una militancia (eso que entendido erróneamente conduce al forofismo ciego) partidaria (nunca partidista, osea forofa) que les facilita el camino, aunque les resta asepsia.
Por otro lado, existe no solo la necesidad sino el deber de conocer qué demanda la sociedad. La información es de ida y vuelta. Hace falta explicar qué se hace, al tiempo es ineludible conocer qué se quiere. Puede ocurrir, a veces, que el ruido del entorno inmediato oculte el auténtico sonido, e incluso el clamor. Ese es uno de los riesgos. Solventable mediante un doble ejercicio, de abstracción, por una parte, de ineludible apertura, por otra.
En este esquema, sin duda necesitado de posteriores ampliaciones (a modo de zoom), faltaría un elemento esencial en la circulación de mensajes. El vehículo. En muchas ocasiones, agente activo más que medio neutral.
viernes, 3 de julio de 2009
CONSTRUYENDO ENTRE TODAS Y TODOS
Participar es un derecho. A mí siempre me pareció también una obligación. Recuerdo, sin nostalgia, eran peores tiempos, mis inicios en el movimiento vecinal de La Orden. Pepe Fernández, Pepe Vega, Estrella, Pepi, Juan... tanta gente comprometida. En los setenta se luchaba por lo básico en democracia, por las libertades más elementales. Cada uno de los golpes que recibimos, cada uno de nosotros que detuvieron, constituyen en el tiempo firmes asideros de convicciones.
Hemos avanzado. ¡Y cómo! Este país ha cambiado de manera clara. Lo que para muchos entonces eran utopías hoy constituyen hermosas realidades. Con problemas, qué duda cabe. Con situaciones personales y colectivas muy duras no solventadas. Pero con la certeza de nuestro progreso, incluso de nuestra posición de privilegio con relación a la gran mayoría de personas que habitan este planeta (con los mismos derechos, pero, al tiempo, sin ellos).
Puede que, en parte sea debido a eso, a lo logrado, tal vez eso desmotiva -no debiera-, lo cierto es que el movimiento vecinal perdió fuerza. Y debe recuperarla. La acción política, la verdadera acción política, el hecho de crear sociedad permanentemente para la consecución de la felicidad personal y, con ella, la colectiva, es tarea que nos incumbe a todos y a todas. No existen profesionales de la política, sino personas que circunstancialmente -unas más tiempo, otras con un menor recorrido- se dedican a ella. La democracia es más imperfecta cuanto menor es el grupo de personas que se implica en esa tarea. Sé que es percibida por muchos como egoista, incluso se acepta que conlleva un cierto grado de corruptela. No lo permitais. En el fondo no es sino una manera de expulsar del compromiso hacia la esfera cerrada del círculo personal o familiar o laboral o de amistades, pero fuera del escenario público, a un gran número de gente valiosa, dispuesta a trabajar por el conjunto, pero al fin cansada. Nada más noble que la acción política -en su más amplia acepción- generosa, solidaria, ideológicamente comprometida, posicionada, no domeñada, no amordazada, pero al tiempo clara, no veleidosa, menos aún enmascarada -¡ay! ese "soy apolítico/a", ¡ojo! con el "yo no soy partidista", ¡cuidado con los disfraces!-.
Es notorio cuando una formación política apuesta por la participación de la ciudadanía. Basta ver cuánto la favorece, qué herramientas pone en sus manos, los cauces que se abrieron... Fácil. Aljaraque, es evidente, ha progresado con claridad en esta materia. Es un trabajo del equipo de gobierno, cómo no, pero sobre todo, la plasmación de la perseverancia de quienes conforman el movimiento vecinal y asociativo, siempre reivindicando, siempre trabajando. ¡Va por vosotros y vosotras! ¡A seguir peleando!
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