La Delegada de Educación de la Junta de Andalucia, Antonia Cascales (¡MAESTRA!), ha visitado el C.P. Pura Domínguez. Me invitó, amablemente a acompañarla. Tuve suerte. La experiencia resultó gratificante. El objeto era comprobar la acogida, por parte del alumnado y del profesorado, de los nuevos ordenadores que la Junta ha facilitado a todos los niños y niñas de nuestra comunidad autónoma que cursan este año 5º y 6º de Primaria. Al tiempo, quería comprobar, también, el uso de las nuevas pizarras electrónicas.
Lo primero que hay que decir es que tenemos que estar orgullosos de las nuevas generaciones que se están formando en estos momentos en nuestro pueblo. Bastaba escuchar sus explicaciones sobre lo que supondría esta nueva herramienta formativa, para comprobar como sube, con claridad, el nivel educativo. Es evidente que una parte determinante del mérito hay que atribuirlo también al equipo docente. Personas comprometidas, amantes de su profesión, gente preparada, joven, con ilusiones. Sin duda, transmiten entusiasmo a las crías y los críos. Y eso es fundamental.
Viendo esa ventana al mundo que supone una pizarra electrónica, conectada a internet (hay wifi en las aulas), mediante la que se accede a cualquier conocimiento almacenado en la red, a cualquier imagen, a cualquier ejercicio práctico (aparte el software con el que se instala), se deduce con claridad que su incidencia en el proceso educativo va a ser decisiva.
Sé que hay quienes opinan que el dinero invertido en estas herramientas tecnológicas debiera haberse empleado en otras cuestiones. Es una opción, sin duda. Lo que tengo claro es que este acceso a las nuevas formas de comunicación e información constituye un paso adelante cuyo indudable efecto (positivo, estoy convencido) veremos con el tiempo. Entonces sí se podrá opinar con rotundidad. Los juicios descalificadores de hoy me parecen prematuros. Lo que yo ví, muestra, bien a las claras, que caminamos en dirección correcta.