lunes, 31 de mayo de 2010

DE DESENFOQUES Y RADICALIDAD


Con seguridad, podríamos decir que la Europa del Estado del Bienestar ha perdido una batalla contra la especulación financiera internacional. ¡Qué paradoja!, los mismos que metieron a la economía mundial en un periodo de crisis por su codicia desbordada, por la falta absoluta de escrúpulos a la hora de anteponer la consecución de beneficios a cualquier principio ético, se convierten ahora en jueces de la fortaleza del euro, de la solidez de los estados de la Unión para hacer frente a sus deudas; y con sus juicios (cuantas veces desacertados, o miopes, o directamente interesados) generan un clima de incertidumbre, de miedo, capaz de obligar a potencias económicas como Alemania, como Gran Bretaña, como Italia, como España..., a tomar medidas duras, de recorte de logros alcanzados, como única forma de consolidar la estructura fundamental de nuestras sociedades.


Todo esto obliga a la izquierda (creo que también a la derecha civilizada europea) a una profunda reflexión previa a la adopción de medidas estructurales, que recuperen para la acción política el control de los elementos básicos de la economía. Agentes como el FMI, no digamos las famosas agencias de evaluación (que quitan y ponen calificación a la deuda de los países con criterios no explícitos), no pueden ser únicamente quienes determinen el futuro de millones de personas con decisiones amparadas en la defensa de un modelo (y, por tanto, de unos intereses concretos) que se inscribe en posiciones -que podríamos denominar de libérrimo mercado-, aparentemente superadas por cuanto están en el núcleo esencial de la génesis de la propia crisis. En cierta forma, los verdugos han devenido en jueces.


La respuesta, además, habrá de ser rápida y contundente. La globalización económica, por delante de la cohesión política, pone contra las cuerdas el potencial europeo. Reaccionemos. Hemos dado un paso atrás, pero debíeramos haber aprendido la lección. Entretanto, el sacrificio que se ha pedido a ciudadanas y ciudadanos, desde ópticas políticas de responsabilidad, no puede caer en saco roto. Nos sacrificamos, sí, al tiempo que, aprendida la lección, modificamos reglas para devolver a la sociedad el control de los mandos del proyecto colectivo. Nos va un futuro de bienestar para nosotros y para las generaciones futuras, en ello.

viernes, 21 de mayo de 2010

RETORNO


Sé que hay gente que opina de quienes nos dedicamos a la política (así, en general, sin distinguir o pormenorizar), todo lo peor que uno pueda imaginar. No es fácil, al mismo tiempo que ponemos nuestro esfuerzo en hacer las cosas lo mejor posible para nuestro pueblo, estar pendientes no ya de quienes desde una posición independiente quieren compartir opinión -sea en este blog o en cualquier otro foro-, sino de aquellas otras personas que posicionadas políticamente en la oposición a lo que expresamos, no están interesadas en aportar, más bien en atacar sistemáticamente, sea cual sea el tema propuesto, a través del mismo o en torno a una constante que se dice defender.



Lo más curioso es que, sin tener en cuenta que, al fin y al cabo, este es un medio de expresión de las ideas de quien suscribe, voluntariamente ejecutado, se tiran de inmediato a la yugular si no encuentran respuesta en la línea que quieren (lo que suele ocurrir). Y se permiten, en ocasiones, el lujo, de acusarnos de falta de transparencia, de limitar la democracia y no sé cuantas cosas más. Todo ello desde la ocultación que proporciona un comentario anónimo o con un nombre que puede o no corresponderse con la realidad (que no es constatable).



He aprovechado un problema informático pasajero para hacer un alto en el camino. Alto que ha coincidido, es verdad, con una época de trabajo particularmente intenso. Ocurre así que, en ocasiones, dado que esto se escribe en horario "no laboral" -si eso existe para un alcalde-, el cansancio te puede, o la simple imposibilidad material de atender a todos los frentes te impide escribir.



Retornamos. Espero poder dar continuidad a este espacio de reflexión, en unos momentos, además, particularmente difíciles, en los que explicar, asumir, dialogar, se hace más necesario. No me caracterizo por esconderme en coyunturas complicadas. No empezaré a hacerlo ahora. Diré, no obstante, que quienes pretendan usar esta herramienta no para un intercambio propositivo de ideas, sino para practicar oposición sistémica o plasmar, con independencia de lo propuesto y expuesto, aquello que constituye su real interés (y debiera ser objeto, pues, de un blog propio), no encontrarán respuesta.



A quienes leen esto desde la amplitud de mentes y la apertura a perspectivas diversas, mis saludos.