
La Compañía "Falsaria de Indias" abrió ayer la temporada de teatro en nuestro municipio, con la representación en el escenario del Cinema Corrales de la obra "Por el ojo de la cerradura". Dentro de los Circuitos de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, que tanto están haciendo por la difusión cultural en nuestros pueblos y ciudades, llega, en esta ocasión, una reflexión sería sobre la diferencia -en este caso debido a una discapacidad- y su rechazo social. Con dureza, llegando en momentos concretos a la angustia, merced a una magnífica interpretación y a una inteligente puesta en escena (combinación entre luces, sonidos, movimientos, muy bien conseguida), la obra nos atrapa desde el principio. La sensación claustrofóbica que se va incrementando a medida que transcurre la historia, enmarca un discurso sobre la crueldad humana ante quienes no se ajustan, por los motivos que fuere, a los patrones o cánones establecidos. En especial en cuanto se refiere a la belleza exterior, a la apariencia. Momentos cómicos, instantes de ternura, pasajes terroríficos, las sensaciones nos llegan, se instalan, y nos abandonan al ritmo propuesto por Llanos Campos (excelente su interpretación).
Aunque en el programa se explicita que estamos ante una obra recomendada para adultos, creo que debiera extenderse a la gente joven. En en los momentos en que se forma nuestra conciencia como ciudadanos y ciudadanas del mundo cuando deben primar mensajes como éste, capaces de hacernos pensar sobre nuestra propia actitud ante lo distinto y comprometernos a una nueva visión, a evitar el juicio banal, superficial, que no intenta ir más allá de lo que se percibe (sin mucho esfuerzo de atención, por otra parte) desde fuera. Tal vez, con mensajes como el que Kala transmite (que no siempre expresa), pudiéramos aprender todos y todas a respetarnos, si no a querernos más unos a otros.
En momentos en que esos conceptos, el respeto, la valoración, el cariño, parecen perder peso por esa necesaria en apariencia fortaleza que debe ser exhibida en una sociedad competitiva, conviene poner el énfasis en reivindicar esos valores, esos principios éticos, imprescindibles para ser (ya sé que no está de moda) buenas personas.
La cultura, una vez más, se convierte en herramienta indispensable para la educación de la gente.
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