martes, 26 de octubre de 2010

SEMANA DEL MAYOR


A falta de la excursión prevista para los primeros días de noviembre a la Residencia de Tiempo Libre de Marbella, la pasada Semana del Mayor puede calificarse como muy positiva. Más allá de las actividades que las personas de la llamada tercera edad vienen llevando a cabo de manera permanente a lo largo del año, detenerse durante unos días y concentrar en ellos acciones y actos que permiten fomentar la convivencia, al tiempo que seguir progresando (educación a lo largo de toda la vida), constituye un ejercicio imprescindible. En esta ocasión, desde la visita al Paraje "Marismas del Odiel", el curso sobre utilización de nuevas tecnologías de la comunicación, o las actividades lúdico festivas, pasando por el propio acto inaugural, con la presencia de la Delegada para la Igualdad y Bienestar Social, Carmen LLoret, y la magnífica actuación teatral a cargo del grupo del Aula de Mayores de la Universidad de Huelva, el programa se ha desarrollado de manera muy satisfactoria.



Con todo, me gustaria detenerme siquiera un instante en uno de los momentos que nos resultó más interesantes, al tiempo que entrañable. El encuentro intergeneracional, moderado con inteligencia por Prudencio López (presidente de la Federación de Asociaciones Vecinales de Aljaraque), que reunió en un intercambio de puntos de vista sobre temas variados a jóvenes y mayores, estuvo cargado de emotividad y sabiduria. El escenario del salón de plenos del Ayuntamiento, lugar acostumbrado al debate, contribuyó a hacer posible un encuentro enriquecedor donde los haya. Varias conclusiones cargadas de realismo. La primera: no somos tan distintos. En efecto, a pesar de la diferencia sustancial entre los paisajes sociales que han vivido generaciones separadas entre sí por cincuenta años (¡y qué años!), en el fondo siempre sobresalen las personas con su anhelo constante de búsqueda de la felicidad a través de claves permanentes. El amor, el disfrute de la amistad, la familia, el trabajo... ejes que definen, con diferentes aderezos pero con una misma esencia, el devenir de las personas por las diferentes existencias. La segunda: desde las personas mayores a la gente joven, disfruten de las oportunidades que tienen y no tuvimos. Aprovéchenlas para ser felices. Fórmense, viajen, conozcan gentes y mundo. Hagan todo aquello que no pudimos hacer. Una tercera para terminar: respeto. Respeto de la juventud hacia sus mayores y de éstos, reconociendo los problemas que hoy pueden afrontar, hacia la gente joven.



Un deseo final: repitamos estos encuentros. En este marco o en cualquier otro (¿porqué no intercambio de conocimientos?), el diálogo se muestra como un arma cargada de futuro. Gracias por emocionarnos. ¡Qué magnífica gente tenemos!

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