
Parece inevitable que la relación entre dirigentes de distintas formaciones políticas sea distinta en un ámbito privado o restringido, que en el público. Hay, en cierta forma, una actuación "de cara a la galeria" cuando se comparece, innecesaria en ese otro plano en que los elementos electoralistas desaparecen. De esta manera, se pueden reconocer cosas en una conversación que, traspasadas las puertas, serán desmentidas con una aparente sinceridad rotunda. No me mostraré, contra ese proceder, intransigente. Tal vez sea necesario (la verdad no lo tengo claro), el caso es que no comulgo con esa dualidad basada en el partidismo más que en análisis lógico, pragmático, realista. Procuro, en ese sentido, no tener dobleces. Mantengo un cierto espacio propio, no publicitado, pero huyo de decir en público algo distinto de lo que haría en privado. Téngase en cuenta que la otra parte sabe lo que piensas y si te posicionas en forma distinta, amén de partir en posición de desventaja, dejas traslucir un modo de actuación hipócrita que no te hace sino perder el respeto. Lo peor que te puede suceder en política.
Por eso, cuando se ha compartido un discurso sobre la necesidad de cuidar las formas, de no estar permanentemente acusándonos de esto y de lo otro, porque al final se proyecta sobre la ciudadanía una imagen nefasta de quienes se dedican a lo público, duele comprobar que puede más querer alcanzar la victoria electoral que ser coherente. Es traspasar la puerta y volver al insulto, a la descalificación, a la utilización de la rumorología, a la propagación del bulo, todo con tal de desgastar al otro. No hacerte valer tú, con tus propuestas diferenciadas y mejores que las del contrario, sino desgastar al otro, a cualquier precio -incluso al de la traición deshonesta-.
Frente a ese modo de actuar, que, no voy a negarlo, provoca en algunos compañeros y compañeras un deseo de responder en la misma linea, debe instalarse el sosiego. Nuestra fuerza no está en arrojar suciedad, sino en explicar el trabajo que hacemos y la honradez con que se lleva a cabo. Bastará en términos electorales o no (aunque debiera hacerlo), pero más allá de eso, más allá de la rentabilidad a la hora de convencer para que te voten, quienes nos dedicamos a la política tenemos la obligación de respetar a la ciudadanía y de lograr su respeto. Y eso se consigue con esfuerzo, honestidad y comunicación. Siempre desde la coherencia...
1 comentario:
Espero emprendáis por lo menos acciones legales contra los responsables de esos panfletos, ya que los trabajadores del Ayuntamiento, no son en si mismo personas públicas, aunque pertenezcan al partido político que pertenezcan, por lo tanto, están protegidos por una maravillosa " Ley de protección de datos de carácter personal", y damos por su puesto que su imagen está protegida por la misma, por otro lado hay una serie de acusaciones " Enchufismo ", que sin pruebas es una difamación en toda regla; Todos sabemos que un juez no aplicará una sanción demasiado grande, pero pienso, que deberían de ponerse de acuerdo todos los afectados y emprender acciones legales, nada mas que por demostrarle a este tipo de personas que mas vale callarse que decir o repartir sandeces.
Un saludo.
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