miércoles, 10 de julio de 2013

¿POR QUÉ VOTAR A SUSANA DÍAZ?

Que haya despistado a muchos, no significa que la decisión tomada por Pepe Griñán sea improvisada. Más allá de las razones íntimas, que seguro las habrá, su gesto tiene connotaciones claramente democráticas, amén de representar un nuevo ejemplo de su amor y compromiso por esta tierra andaluza. Nuestro presidente es un hombre de firmes convicciones socialistas. Lo ha demostrado en su palabra y en su ejercicio político. Cuando pudo, habló para quienes quisieron escuchar, resaltando el valor de la educación como principal camino hacia la igualdad, hacia la justicia social. En su praxis, haciendo de nuestra Andalucía castigada por la derecha desde Madrid, un territorio bastión desde el que luchar por salvaguardar los derechos sociales, los servicios públicos, la democracia...

Acostumbrados como estamos a que se permanezca en el poder hasta perderlo, el gesto del presidente Griñán cobra aún más valor. Viene a inaugurar una nueva forma de relación con la actividad política, dando paso a un modelo participativo, en el que la militancia adquiere un papel esencial, el papel que le corresponde.


Abierto el proceso, una premisa esencial no ha de olvidarse. Todos aquellos, todas aquellas que den el paso adelante en el compromiso, en la responsabilidad, más en un acto de generosidad que de egoísmo, y se postulen, en este caso concreto o en cualquier otro de esta naturaleza que se lleve a cabo en el futuro, ha de contar necesariamente con todo nuestro respeto. Son, por encima de todo, compañeros y compañeras. 

De igual forma, los apoyos, los pronunciamientos públicos en favor de uno u otro, de una u otra, han de considerarse legítimos y necesarios. La esencia de cualquier elección, en el acto de escoger, reside en la valoración, en el sopesar. Para ello hacen falta razones, argumentos, también sensaciones, intuiciones, qué duda cabe, pero, por encima de todo, elegir resulta de pensar. 

Quienes hemos tenido ocasión de trabajar con Susana Díaz en la cercanía, sabemos que a sus cualidades para la proyección pública (el verbo y el gesto, la mirada y el mensaje...), une determinación, fortaleza y coherencia en sus planteamientos. Y algo muy importante: la capacidad para llevar a la práctica política, al terreno de lo efectivo, aquello que deviene de sus convicciones socialistas y hacerlo, desde el debate con quien piensa diferente, aunando posturas, cohesionando.

Susana representa para con Andalucía, desde el Partido Socialista, un nexo de unión entre nuestra tradición de lucha, nuestro cambio radical de los últimos treinta años, y el necesario, diferente porvenir. Representa un nuevo tiempo, ya desde la génesis misma de su liderazgo, un nuevo modo -bien anclado ideológicamente- de afrontar distintos problemas que requieren otras (novedosas) soluciones. 

Andalucía necesita, además -ya es hora- una mirada femenina. Debe ser pensada desde la condición de mujer. Después de tantos años de dominio masculino, el ámbito de lo público presenta deficiencias (una parte no estaba) que recién comienzan a ser compensadas. Para ello se requiere capacidad de decisión -eso que alguien llama poder-, capacidad para transformar la realidad y hacerlo desde la óptica de la justicia social, eliminando TODAS las desigualdades. Necesitamos como sociedad que las mujeres ocupen el lugar que en derecho les corresponde. No solo por razón de cumplimiento de ese derecho, sino porque nos va en ello recuperar nuestro futuro.

Susana Díaz, estoy convencido, será una gran Presidenta para nuestra Comunidad. Capaz de rescatar esa ilusión que hoy yace dormida en muchas mentes. Hay, como puede verse, razones de sobra para ponerse a su lado y seguir, con más ahínco, con nuevos bríos, construyendo. Eso pienso.


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