sábado, 21 de enero de 2012

LA CONTRADICCIÓN COMO HERRAMIENTA


La credibilidad de las personas que se dedican al servicio público desde su responsabilidad política está bajo mínimos. Somos un "problema" para la mayoría de ciudadanos y ciudadanas. Hay, para que ello ocurra, dos razones fundamentales. Una que podríamos decir de base: existen casos de comportamiento corrupto por parte de responsables públicos que son, además, objeto preferente de los medios. Pero además, buena parte de la dialéctica entre las formaciones políticas consiste en echar en cara del otro, del contrario, los casos que les afectan, agrandando su gravedad si es posible, en tanto los propios son contemplados desde la condescendencia, cuando no desde la justificación. Sé que es un comportamiento extendido, como sé que hay quienes lo practican con mayor frecuencia que otros y sin ningún tipo de miramientos. A veces también el PSOE ha caído en esta trampa, pero han sido más los casos en los que ha reaccionado correctamente apartando provisional o definitivamente a quienes se han visto implicados en irregularidades. No así el PP, cuyo patrón de conducta es negar, negar y negar, aún cuando las evidencias sean tan claras que hayan dado paso no a la inicial sospecha, o a la imputación, sino incluso a la condena. En este tipo de contradicciones, Arenas es un maestro. Político perdedor, reiteradamente rechazado por la ciudadanía andaluza, ahora espera que los efectos de la crisis económica le den la tan ansiada victoria electoral en las autonómicas andaluzas. Sin cambiar de propuestas, ni de actitud -ese aire de soberbia señoritil-, ni de estrategia, instalado en señalar cualquier atisbo de irregularidad, pasando directamente a la condena sin esperar más juicios, cuando se trata de algo que afecte al Partido Socialista y, sin embargo, justificando o posponiendo indefinidamente la condena, y con ella las medidas éticas necesarias, hasta conseguir que se olviden, cuando se trata de conductas corruptas que afectan a dirigentes de su partido. Sirvan de ejemplo:



frente a


Como puede verse dos varas de medir tan diferentes que retratan al personaje que quisiera ser Presidente de la Junta y debiera, por el bien de Andalucía, seguir en el banco de oposición.

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