sábado, 28 de marzo de 2009

LA HORA DEL PLANETA


No sé la dimensión que la propuesta de apagón temporal tendrá hoy en Aljaraque. Seguramente no mucha. En cualquier caso, la iniciativa de WWF debe saludarse aún cuando sea considerada un mero gesto. Este tipo de acciones, gracias en esencia a la velocidad de circulación de la información a lo largo y ancho del planeta, generan conciencia. Muchas personas pensarán estos días, en tanto los relojes continúan en la red su marcha hacia atrás, qué medidas, en el ámbito doméstico, en el laboral, en su marco de vida, pueden tomar para acabar con esta loca carrera consumista que, a fuerza de querer evitarnos toda incomodidad en este mundo hostil a veces, provoca una agresión a nuestro medio capaz incluso de modificar las condiciones climáticas con todas las consecuencias que ello conlleva.


Aparte de estos grandes eventos de vocación mediática, debiera interesarnos el gesto diario. Yo, que soy incapaz de tirar un papel al suelo público, tengo dificultades serias para entender la facilidad con que otros congéneres, no sólo no parecen tener problema alguno, sino casi encontrar una especie de místico placer en ello. Continúo sorprendiéndome -espero no perder nunca la capacidad- cuando por la ventanilla del coche que me precede sale al viento, como en una especie de perfomance artística, un envoltorio, o una colilla, o una lata de refresco. No diré que, como humano, no tendré mis contradicciones (tal vez abuse del calefactor a la hora del baño en invierno), pero creo que hay un amplio margen de cosas que hacer por mejorar nuestra relación con el medio, relación que incluye a los demás.


Usar correctamente los procesos de reciclaje está al alcance de todas y todos. Los beneficios de ese tipo de pautas son evidentes. Tal vez falta algo esencial: la idea clara de que lo público es de cada una y cada uno de nosotros, lejos de aquel "total, eso no es de nadie" que tantos comportamientos incívicos pretende justificar. La clave está en la educación de la juventud para erradicar ese modelo de comportamiento en el futuro, pero ¿y ahora?, ¿qué hacemos ahora con esa clase de falta de respeto que se muestra, por ejemplo, en depositar restos de poda en la vía pública, ¡cuando te los recogen en casa!? Somos capaces de convertir en una verdad el infame principio de que "la letra, con sangre -hasta miedo me da escribirlo- entra". Seamos sensatos.

No hay comentarios: