lunes, 20 de febrero de 2012

HASTA AQUÍ (A ANDALUCÍA) HEMOS LLEGADO




Mientras unos, desde la complacencia del poder, afirmando que es "justa y necesaria", apoyan una Reforma Laboral que constituye la mayor agresión a trabajadores y trabajadoras, otros...



defienden sus derechos en la calle. Miles de personas en todo el país mostraron su más firme rechazo al paquete de medidas con el que el PP intenta hacer retroceder a esta España nuestra a la oscuridad previa a la democracia.

La calle dijo no a ese intento de abaratar y facilitar el despido, de acabar con la negociación colectiva y dejar al albur de las empresas las condiciones de trabajo, de recortar derechos conquistados tras muchos años de negociación y lucha. Quienes, masivamente, dijeron NO son personas corrientes, personas preocupadas por la situación de nuestro país, que quieren soluciones a las dificultades que la crisis internacional, una crisis no provocada por esa misma gente, ha traido. En especial el índice intolerable de desempleo que tiene lastrada al conjunto de la Unión Europea y, de manera especial, por el derrumbe de la construcción residencial, a España. Pero quieren salidas que no supongan dejar atrás todo lo conseguido, que no ahonde en las diferencias entre ricos, cada día más, y el común, auténtico pagano de una coyuntura de la que no son responsables.

Ahora toca reflexionar desde el Gobierno, recoger velas y plantear soluciones que pasen por el respeto a los derechos, por el mantenimiento del estado del bienestar, y no por su desmantelamiento. No se puede hacer negocio con las dificultades coyunturales. Por eso, una gran cantidad de ciudadanos y ciudadanas rechazan la negativa reforma del PP.

Andalucía, que se juega elegir el camino entre estas dos alternativas el próximo 25 de Marzo, será consecuente con ese mensaje. Una vez quitadas las máscaras y por mucho que se quiera esconder, retrasando la aprobación de los presupuestos hasta después de las elecciones autonómicas, la magnitud de los recortes que el PP promueve, las urnas deben ser consecuentes. En Andalucía no queremos a gobernantes que, olvidando a la mayoría, se dedique a defender los intereses de los más pudientes. Tendremos que decir, alto y claro con nuestro voto, que hasta Andalucía hemos llegado. 


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