Ha bastado un invierno lluvioso para dejar en evidencia el empeoramiento radical del nivel de prestación de servicios de nuestro Ayuntamiento. El equipo de gobierno que dirige Toscano, en la misma línea que Rajoy, quiere justificar la situación en que tiene el pueblo en las dos clásicas, por repetidas, afirmaciones. La culpa la tienen los que estaban antes (aquí, claro, que en Lepe la tiene Zapatero), y la administración cuanto más delgada esté y menos gaste, mejor. Así nos va.
El Toscano reivindicativo, que llegó a llevar al Pleno de Aljaraque una fotografía en la que se apreciaba un cartón tirado en la marisma, al pié de la pasarela multimodal, como símbolo de lo "dejado" que estaba el pueblo, ahora convive con normalidad con baches y socavones peligrosos, con aceras inundadas de excrementos de perros, con calles repletas de papeles y plásticos, con zonas ajardinadas antaño donde ahora campan los hierbajos a sus anchas, con mobiliario público en estado deplorable, con imágenes como las que nos proporcionan los bancales de bicicletas de uso público o los contenedores atestados de restos de poda durante días y días. Ese es, ahora, el paisaje cotidiano de nuestro pueblo. Ahora no hace falta tirar ningún cartón a la marisma y fotografiarlo para poder decir que mal están las cosas. Ahora las cosas están fatales de verdad. Y en algún caso, además, peligrosas.
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