ELECCIONES EUROPEAS: CUADERNO DE BITÁCORA IV

Pocas cosas tan gratificantes como el contacto con vecinas y vecinos cuando, dentro de la campaña electoral para -en este caso- el Parlamento Europeo, vamos, puerta a puerta, llevando información. Con extraordinaria amabilidad, a pesar de que, en cierta forma, irrumpimos en su cotidianeidad, la gente nos atiende. Después, hemos de suponer que valorarán nuestra propuesta y si la consideran adecuada, apoyarán con su voto al Partido Socialista. Pero en ese camino, en las charlas que a veces se producen, tenemos ocasión también de saber de las preocupaciones cotidianas, de las necesidades como ciudadanía, cosas que interesan en el día a día.

Se echa de menos, en ocasiones, en medio de la vorágine de la tarea diaria, más lanzarse a la calle, a oir, a compartir, a intentar solucionar. Cierto que la gestión municipal es fructífera, que las horas y horas de despacho, de reuniones, de papeleo, se convierten después en logros concretos para la ciudadanía. Cierto que hay que atender, todo lo que se pueda, los numerosos problemas personales que nos llegan -no para todos tenemos solución-, pero la presencia en la calle es la esencia de la política municipal. El despacho permanente.

Es un reto y un objetivo. Después de dos años de dura gestión, necesaria sin duda, espero poder darme el gusto de pasear más por mi pueblo. Conozco bien el territorio, la piel, pero he de acercarme al alma, la gente. Palabra.