CIVISMO MEDIOAMBIENTAL

En el marco de las Jornadas Medioambientales del Ayuntamiento de Aljaraque, celebramos una mesa redonda con presencia de representantes de Ecoembes, Ecovidrio y Giahsa. En ella se analizan, desde la perspectiva de las empresas públicas, la gestión integral de residuos. Dos conclusiones: hemos avanzado mucho en concienciación ciudadana y en responsabilidad institucional; al tiempo, nos queda mucho camino que recorrer.

Por ejemplo, es demasiado frecuente ver papeles por los suelos de nuestras calles y plazas. No han nacido allí. Alguien tuvo que tirarlos, generalmente de manera intencionada (mención aparte merece la publicidad a base de folletos que, por la falta cuidado en el reparto, acaba por los suelos). Para que ese sencillo gesto se produzca, han debido fallar por el camino los teóricos instrumentos educativos que debieran haber generado un hábito de limpieza, de respeto del espacio público -o sea, de los demás-, y de gusto por lo bien cuidado. Falta responsabilidad personal. Es verdad que no será el único factor determinante del resultado final apuntado. En determinados sitios faltarán papeleras que hagan más sencillo practicar ese respeto necesario. Con todo, no es excusa. Podrá ser objeto de crítica lógica, pero no justificará el gesto individual.

Habrá gente que opine que un paisaje de ese tipo, sucio en mayor o menor grado, es fruto, exclusivamente de un mal funcionamiento de los servicios de limpieza. En realidad no siempre es así. Diría más, la mayor parte de las veces no es así.

En nuestro pueblo existe un nivel de limpieza en los espacios públicos adecuado. Es más, en quienes nos visitan produce una impresión agradable, normalmente verbalizada. Eso no quita que estemos en la obligación de trasladar a la ciudadanía un mensaje claro. La mejor política de limpieza, de respeto hacia nuestro medio y hacia nuestras vecinas y vecinos, pasa por no ensuciar. Una verdad de perogrullo, sí, pero no por ello menos necesitada de recordatorio constante.

Educación, esa es la clave. De nuestras niñas y niños, si, también de nuestra juventud y, por supuesto, de las personas adultas. Pero no una educación sólo en el ámbito escolar, donde ya se hace -seguramente donde más se insiste, estoy seguro-, también en los hogares. Padres y madres tienen en esta concienciación un papel insustituible. Por supuesto, también las instituciones, incluida la municipal, que debe contribuir con sus herramientas de comunicación y de formación. Pero nada ocupa el lugar de la familia. En esa estructura primaria se juega buena parte del comportamiento presente y futuro.

Se hace necesario un llamamiento al civismo. Desde la implicación, pero con la contundencia necesaria.

Esta sociedad la construimos entre todas y todos. Será lo que queramos. No hagamos dejación de nuestro papel (no lo tiremos). Hay que sumar.