El desprestigio inducido de la política no castiga, obviamente, por igual a todas las alternativas. Curiosamente, quienes optan (desde la ideología) por una elección conservadora, en muchas ocasiones con derivas autoritarias, asumen la participación política como un deber inexcusable, dado que en el fondo esas políticas de derechas son profundamente egoístas y, por ello, valoran el éxito individual como señal de valía y, en cierta forma, de "justicia" (divina o no). Asumen con claridad la importancia de defender sus privilegios (reales en muchos casos, fantaseados en otros) y tienen claro quiénes, desde el ejercicio del poder institucional, van a hacerlo. Esa premisa suprema, de la defensa de los intereses individuales, produce una fidelidad que no atiende a programas, a desgaste del poder, a los casos de corrupción... Actúa, en ese sentido como guía férrea que les marca, a la hora de depositar el voto, una traza inequívoca. Concluiremos que el suelo electoral de la derecha es bastante firme. Hay oscilaciones, como veremos, pero no afectan a ese núcleo central, mayoritario entre sus votantes, que tiene claro que,.por encima de las circunstancias están los intereses. Apunto aquí que el tradicional planteamiento católico del padecimiento presente para la gloria futura condiciona a la aceptación (entiéndase, porque "es lo que hay que hacer") de los sacrificios del presente, sobre todo si los sacrificios van dirigidos a otros.
Por supuesto, no todas y todos quienes en un momento determinado votan a la derecha lo hacen desde convencimientos ideológicos. Existe un segmento de la sociedad que, en virtud de condicionantes coyunturales, cambia su orientación. No son mayoría, pero junto a quienes optan (luego veremos porqué) por la abstención, son responsables de los cambios periódicos en los resultados electorales.
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EVOLUCIÓN VOTO PSOE/PP ENTRE 1993 Y 2011 |
Como puede
observarse, la desviación en el número de votos, en las diferentes
convocatorias nacionales realizadas en los últimos 20 años, obtenidos por el
Partido Popular y el Partido Socialista marcan con claridad distintas
tendencias. Sin haber aplicado el coeficiente corrector del número de electores
y la participación en cada comicio, queda clara que la oscilación del PSOE es
mayor. Sufre más altibajos y de mayor amplitud.
Sin que el
trasiego desde una opción a otra sea trascendental, la abstención (últimamente,
también la dispersión), castiga especialmente a la izquierda. La explicación
tradicional del carácter más crítico de los votantes de izquierda es real. No
la única, pero sí contiene una alta dosis de veracidad.
¿Quiere todo
esto decir que la opción socialista necesita un plus de credibilidad
(entiéndase, de coherencia, de honestidad, de transparencia....) sobre la
alternativa conservadora? Creo que es evidente. lejos de suponer una lacra, a
los socialistas, a las socialistas, debiera enorgullecernos. No en balde
queremos ser así: críticos, contestatarios, gente que pone en duda
permanentemente todo dogma. No queremos comportamientos cerriles, rechazamos
las anteojeras... Eso puede costarnos, a veces, cuando las estructuras del
Partido son incapaces de dar una respuesta correcta a las expectativas de la
ciudadanía progresista, una momentánea desafección. Es el precio de
una mayor libertad de pensamiento que reivindicamos. La solución no es
pretender dogmatizar o mantener en el engaño a nuestro electorado natural,
sino, mediante la dialéctica constructiva, armar las bases estables de nuestro
pensamiento, la esencia, con una praxis construida sobre ellas de forma
coherente.
Toca pasar a la práctica. A qué hacer en el día a día desde todos los ámbitos
de responsabilidad. En el próximo artículo nos ponemos a ello.
1 comentario:
En el análisis de nuestros fracasos casi todos estamos de acuerdo. Ahí estan los datos incontestables. En el porqué de los fracasos puede haber disparidad de criterios y opiniones. Yo digo que algo habremos hecho mal. (lo sé y tengo muchísimos ejemplos que ahora no vienen al caso). y en las soluciones para enmendar tambien existen varios caminos, podemos seguir como lo estamos haciendo ahora, con listas cerradas, sin grupos de trabajo, sin participación de la militancia, sin acudir los parlamentarios a la huelga, sin contactos de estos con su circunscripción electoral y los militantes que los votamos, con grandes discursos, dando el salario de un día a un banco de alimentos, etc, o como dices al fianl de tu escrito y que yo siempre he defendido "Toca pasar a la práctica. A qué hacer en el día a día desde todos los ámbitos de responsabilidad" es decir haciendo MICROPOLÍTICA
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